martes, 2 de agosto de 2011

Lluvia.-

Gota tras gota caía... Cada gota la hacía entrar en razón... Cada gota la alejaba de todo.
Siempre se hacía un tiempo en su día para caminar sin rumbo, reflexionar sin tiempo... Dejar que su mente vuele.
Era su momento, el de nadie más... Nadie le marcaba en que pensar. Solo ella tenía todo el control de todo. Muchas veces lo relacionó con egoísmo... Otras con libertad.
Caminar era su momento, su espacio... Nadie ni nada podía amargarla. Se sentía tan diminuta entre tanta hermosura junta... tan frágil. Como si cada soplido del viento la ayudara a mantenerse en pie... Sino caería.
La música era su compañera incondicional... la seguía paso a paso.
Todo tenía sentido... Todo valía la pena.
Sin tiempos ni estructuras... Sólo eran ella, la música y el pasto verde.
Nunca pensaba en que todo estaba volviendo paso a paso a la normalidad... A ese mal sueño de todos los días. Sólo pensaba en lo hermoso del mundo, la paz de la naturaleza, lo tanto que amaba esos momentos del día... Nada más, sólo eso.
Cero problemas, cero frustraciones... Todo estaba bien así. Todo estaba en equilibrio...